Reseña de La Última sesión de Freud, entre la guerra y el significado de la vida

Es el encuentro imaginario entre Sigmund Freud (Luis Machín) y el escritor de Las crónicas de Narnia C.S Lewis (Javier Lorenzo). La obra se sitúa temporalmente en el momento en que Inglaterra ingresa en la Segunda Guerra Mundial.

Lewis se encuentra con un Freud enfermo, pero que en toda su vida nos hizo dominar el ego cuando dijo que los deseos no se pueden satisfacer, que nos domina un inconsciente y esas creencias las sostuvo hasta último momento.

El tema central recae en la existencia o no de Dios. Un texto muy profundo y muy bien contado por este duelo actoral, en el que todo el tiempo hay toques de humor que ayudan a aligerar las cargas de los temas tan intensos que tocan los protagonistas y , sobre todo, el hecho de que Freud atraviesa sus últimos días de vida ya que padece un cáncer de garganta terminal.

La caracterización de Machín en el papel de Freud transmitiendo los dolores físicos de su enfermedad son tan reales, que por momentos, el público se revuelve en las butacas. Tal es el compromiso del actor y el efecto que produce en la platea.

La obra plantea si existe el amor para toda la vida. Los personajes son dos personalidades contrapuestas en sus pensamientos. El famoso psicoanalista es un profundamente ateo mientras que Lewis es un ferviente católico. Se plantea un duelo entre la ciencia y la Fe.

No sólo es una obra para los amantes del psicoanálisis, sino que plantea muchos interrogantes: ¿existe la vida después de la muerte?; la ciencia ¿Qué lugar ocupa en la humanidad?, entre otros dilemas.

Es una puesta muy inteligente y atractiva, donde los espectadores no quedarán afuera de cada uno de los debates que la obra propone.

La Última sesión de Freud se disfruta mucho, la entrega de los actores es completa. Y el dolor y la cercanía con la muerte que son temas que nos conmueven a todos.