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Made in Lanús es la obra en la que su autora Nelly Fernández Tiscornia, eligió para hablar de la identidad, del exilio, de la pertenencia.

Su estreno fue hace casi cuarenta años y sus protagonistas en ese entonces fueron Luis Brandoni, Martha Bianchi, Leonor Manso y Patricio Contreras. Es un clásico ambientado en 1985, pero aunque pasaron varias décadas, en algunos aspectos pareciera que fuera hoy.

La obra es una historia sencilla. Es la de una tarde familiar, un reencuentro; pero con temas que son universales, como lo es el desarraigo. En este caso, quienes regresan al país son Osvaldo (Esteban Meloni) y Mabel (Cecilia Dopazo), hermana del “Negro” (Alberto Ajaka), que está casado con “La Yoli” (Malena Solda).

Osvaldo y Mabel vuelven a Argentina después de 10 años de un forzado exilio a la casa familiar en Lanús. En el aire se respira un intento de volver a estar juntos, cono todo lo que ello implica, con las diferencias culturales, económicas y sociales que han producido una grieta en la relación.

Es una pieza que conecta con el ser argentino, desde la escenografía, los modismos ochentosos, los objetos que te remontan directamente hacia esa época y hasta un pájaro en una jaulita que no deja de cantar y acompañar a los protagonistas durante toda la obra.

Hay diferencias muy marcadas entre los personajes. Cada uno tiene sus particularidades. El de Dopazo por ejemplo, es muy resentida. Ella se fue a vivir a Estados Unidos, y parecería no querer recordar nada de su pasado en su Lanús natal, y su apariencia es la de mostrar todo lo material que pudo conseguir allá lejos, contrastando con la vida austera de su hermano y su cuñada, que se quedaron acá. Cada uno en su discurso tienen algo de razón, y también algo de culpa. Osvaldo, por su parte, siente mucha nostalgia por aquello que dejó atrás, por ese “olor” que tanto extraña, ese desarraigo que le duele en el alma.

Made In Lanús es una comedia dramática, donde el público se ríe mucho, pero también se emociona y quizás se vaya pensando ¿Cuál podría ser la mejor solución como país?, si es que existe sólo una.

Ninguno de los personajes tiene todo resuelto, el que se fue porque la vida y la situación política lo expulsó a que lo hiciera o el que se quedó para “yugarla” y pode salir adelante.

Los cuatro protagonistas están excelentes en su papel, pero hay un momento bisagra en el que el personaje de la Yoli dice lo que nunca se atrevió a decir y que seguramente no podrá repetir nunca más, que provoca un aplauso cerrado en la platea.

La dirección está a cargo de Luis Brandoni, quien es quizás el mayor exponente del buen teatro costumbrista argentino. Conoce la obra mejor que nadie y la exigencia que demanda este tipo de texto.

La obra plantea un dilema: ¿Dónde podés vivir mejor? En el lugar dónde residen tus seres queridos, tus raíces; o dónde puedas tener más oportunidades para crecer y desarrollarte?